Todo se inició, de muy jovencito, en diferentes frontones riojanos, formando pareja con su padre José, donde ya comenzaron apodarle el fenómeno, siguió deslumbrando a nivel nacional en el campo aficionado, en el año 1947 en el frontón Colón de Barcelona, lugar en el que consiguió el título de campeón de España en mano individual, al vencer brillantemente al navarro Dufor por 18 a 9 y acompañado de Titín, progenitor del gran Titín III, ganó el partido final de parejas a los vizcaínos Bengoechea y Hornos por 22 a 15.
En 1953, Barberito I, queda campeón manomanista de profesionales, empezo en el Beti-jai de Logroño eliminando a Soroa II por 22 a 14, su segundo partido tuvo lugar en Vitoria frente al Zurdo de Mondragón (éste no pasó de 9), el tercero en Vergara se enfrentó Arriarán II (quedándose en 11) y el cuarto y último contra Acarregui ( que se quedó en 13).
El campeonato lo consiguió de forma muy singular, ya que tras mostrase como hemos visto arrollador en las eliminatorias y una vez alcanzada la final en la que tenía el honor de enfrentarse a Gallastegui, campeón del año anterior, este se negó a jugar el partido, según indicaba en la carta que dirigía al Presidente de la Federación Guipuzcoana, que transcribimos a continuación.
San Sebastián, 11 de agosto de 1953
Sr. Presidente de la Federación Guipuzcoana – San Sebastián
Muy Sr. mío: las fechas fijadas para las eliminatorias del campeonato mano-manista no se han cumplido. ¿Qué ello se ha debido a causas justificadas? Pero el hecho es que dicho incumplimiento, con el retraso correspondiente del día de la final, me ha perjudicado muchísimo, y eso creo que no es justo, pues la del 23 de agosto, en pleno verano, resulta una fecha muy mala para mi, especialmente para jugar en un frontón cerrado, tener que hacerlo mano a mano, y con el local abarrotado de espectadores.
Y si a estas circunstancias se añade el nerviosismo que lógicamente se apodera del que defiende un título nacional, todo el que discurre con imparcialidad llegará a comprender que yo, que en partidos corrientes o por parejas, encuentro dificultades para respirar tras un peloteo prolongado, en una lucha tan agotadora como la individual, y en las condiciones que se me imponen, y que dejo detalladas, me expongo a un doble peligro: hacer técnicamente el ridículo y a un contratiempo físico.
Ante tales peligros, y habiendo sido desestimada mi petición de aplazamiento de la fecha de la final, señalada sin que se me haya consultado siquiera, me veo obligado, con dolor por mi parte, a comunicar a usted que renuncio a intervenir en la citada final del día 23, renunciando, en consecuencia, al honroso título de campeón de España, que tanto me ha costado lograrlo y conservarlo, y que por las causas expuestas, me encuentro en la imposibilidad de defenderlo con las garantías mínimas que creo tengo derecho a exigir.
Queda de usted afectísimo, “MIGUEL GALLASTEGUI”
A partir de aquí cada uno puede sacar sus propias conclusiones de tal decisión, las mías particulares, con temor a equivocarme, son tal como indica en su carta, la de no encontrarse en condiciones físicas y el motivo principal, miedo al ridículo ante un chaval joven que venía arrollando a todos sus adversarios, según hemos indicado anteriormente.
Otras dos txapelas conseguidas por Barberito I, fueron en la modalidad del cuatro y medio, conocida como “la jaula”, en el año 1955, en el municipal de Bergara, ganó a Ogueta en la final 22 a 20 y en 1956, en el Astelena de Eibar, en otro nuevo desenlace, derrotó a Txkuri por 22 a 12.
